De alimento de los dioses, el chocolate ha pasado a ser un ingrediente básico en el sector repostero, teniendo su propia industria (la del cacao y chocolate, que año tras año roza los dos mil millones de euros en facturación). Pero este alimento elaborado a partir de las semillas del árbol Theobroma cacao no sirve únicamente para preparar el relleno, el glaseado o la cobertura de xocolata.
Más allá de la gastronomía, el chocolate recibe un uso extenso en el sector de la belleza y el bienestar. El cacao, por sus cualidades hidratantes y riqueza en antioxidantes, se utiliza como ingrediente en diversas lociones, cremas, mascarillas faciales y otros cosméticos.
Gracias a la presencia de teobromina en su composición, el cacao también combate la caries y puede ayudar a remineralizar el esmalte dental. Además, este derivado de las semillas de cacaotero se emplea con éxito en el desarrollo de bálsamos labiales.
Por otra parte, el chocolate no sólo de come: también se bebe en forma de cócteles y licores (el lumumba y el Brandy Alexander son ejemplos representativos). A los entusiastas del café no se les escapará que el moca o mocaccino contiene jarabe de chocolate.
Pese a su fama de excitante y afrodisíaco, el impacto del chocolate sobre la serotonina y las endorfinas lo convierte en un aliado contra el estrés. Por esta razón, su consumo en cantidades razonables ayuda a mejorar el estado de ánimo y a convertir el nerviosismo.
Además, los extractos de chocolate sirven para elaborar un jabón del mismo nombre, de propiedades hidratantes y tonificantes. Debido a su aporte en antioxidantes, el cacao ralentiza el envejecimiento celular.
Por último, el xocoatl (como se conocía entre los pueblos aztecas) puede ser la materia base del arte escultórico, como demuestran las obras de Amaury Guichon, Christian Escribà y otros maestros chocolateros de talla mundial.